miércoles, 14 de julio de 2010

Las dos culturas

(Escribí este texto a finales de 2007 y fue publicado en El Escéptico Digital y en Merindad. Su contenido es tan actual como entonces).

Mucha gente se ha enterado de la existencia de Doris Lessing a raíz de su galardón con el Nobel de Literatura 2007. Bien está: otros, ni aun así. De cualquier manera, es –ahora- una escritora de moda, con lo que sus textos reverdecen en librerías y en páginas web. En una de éstas me he topado con un escrito suyo, titulado La extinción del hombre culto, del que, a modo de resumen, selecciono unas líneas:
“La educación de antaño habría contemplado la literatura e historia griega y latinas, y la Biblia, como base para todo lo demás (...). Hay un nuevo tipo de persona, que pasa por el colegio y la universidad durante veinte, veinticinco años, que sabe todo sobre una materia –la informática, el derecho, la economía, la política-, pero que no sabe nada de otras cosas, nada de literatura, arte, historia, y quizá se le oiga preguntar: Pero entonces, ¿qué fue el Renacimiento? o ¿qué fue la Revolución Francesa?”
Culto: de letras. Todavía más claro y rotundo se mostraba Eduardo Mendoza en un artículo publicado en El País en julio de 2004, analizando los resultados de la reciente selectividad:
“... supongo que se refieren a nuestra incompetencia en el terreno de la ciencia y la tecnología, cosa que a mí me preocupa poco. Que la mayoría no pase el examen de química tiene una importancia relativa. Sólo se necesita un número determinado de químicos para atender las necesidades de la comunidad. Al resto nos basta con saber que el detergente de la lavadora no debe ingerirse. Más preocupante es el pobre resultado obtenido por los estudiantes en el apartado de lengua...”
Quien me conozca un poco habrá adivinado que no comparto las tesis de Lessing y Mendoza. Es un tremendo error identificar la cultura con las humanidades, como si la cultura científica no pasara de ser una cultura de segunda división. Que un sector importante de la “intelectualidad” arrincone tan absurdamente la ciencia puede ser un factor decisivo en el mantenimiento de la falsa división entre los conocimientos humanísticos y los científicos, popularizada en 1959 por Charles Snow con la expresión “las dos culturas”. También puede explicar, al menos en parte, los resultados cosechados en la III Encuesta Nacional de la Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología en 2007, precisamente el Año de la Ciencia. Como que tan sólo el 45% de los encuestados considere que la ciencia genera beneficios (¿doblar la esperanza de vida mejorando notablemente su calidad gracias a la ciencia médica, por poner nada más que un ejemplo, no es beneficioso?) O que la ciencia ocupe el lugar decimotercero entre los temas informativos interesantes; por cierto, el más interesante de todos, el deporte (léase fútbol profesional, claro), actividad conocida por rendir inmensos beneficios a la humanidad.
Tiene que quedar claro que no hay una cultura de letras y una cultura de ciencias. Ya es hora de que nadie se atreva a blandir (en muchos casos presumiendo, hace falta valor) su “yo es que soy de letras”, para justificar su incultura manifiesta. Científica, pero incultura. Los beneficios que la humanidad lleva obteniendo de la actividad científica son innumerables en aspectos como la comunicación, la salud, la información, el transporte, la meteorología, el ocio, la agricultura... Sin embargo, los logros no son sólo materiales. El conocimiento adquirido por generaciones de científicos nos ha permitido conocer nuestro lugar en un universo mucho mayor y más antiguo que lo que jamás hubiéramos podido imaginar, o situarnos en un árbol genealógico que se remonta, miles de millones de años en el pasado, hasta una humilde vesícula animada.
Desde luego, también la ciencia nos ha traído un buen número de perjuicios. Sus aplicaciones quedan en manos humanas, para lo bueno y para lo malo. Un motivo más para valorar el conocimiento científico, puesto que su carencia tiene efectos indeseados tanto para el individuo como para la sociedad. Pensemos en los traficantes de pseudociencias, que viven de la ignorancia ajena (y propia, en no pocas ocasiones), o en las actuaciones políticas que afectan al medio ambiente. Conocer el método de control a que se someten los fármacos, la naturaleza del electromagnetismo o los fundamentos teóricos del cambio climático, por poner unos ejemplos, además de suponer un gozo intelectual proporcionan una base sólida para la toma de decisiones, sin que ello suponga un impedimento para el saber y el disfrute de la música, la historia, la pintura, la poesía... En suma, el saber científico y, con él, el pensamiento racional y crítico, son herramientas liberadoras que nos permiten ser dueños de nuestros pensamientos y acciones. Sin estas herramientas no puede haber cultura. La única, porque sólo hay una. Y se tiene, o no se tiene.

7 comentarios:

  1. La cantidad de veces que habré yo criticado esta asquerosa distinción. No puedo estar más de acuerdo contigo, Carlos. ¿Por qué demonios no hablamos de cultura, en general y nos dejamos de una vez de separar los saberes?

    Ya está bien, ¿no?

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  2. "Y se tiene, o no se tiene".

    Estoy totalmente de acuerdo con esta última frase y también con el resto del texto.

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  3. Siempre que sale este tema, me acuerdo de lo que le oí decir a una niña de 6 o 7 años un día en el autobús: "los listos van a Ciencias, los cultos van a Letras". Me pareció muy curiosa, y da una muestra de lo generalizada que está esa distinción, asquerosa como bien dice Sergio Palacios arriba, que incluso se la endosamos a los pequeños.

    Eso sí, echando la vista atrás al Bachillerato, me da la impresión que aquél que escoge el de "ciencias" tiene que saber de todo (y me parece muy bien), mientras que el que escoja un bachillerato de "letras" acaba ignorante perdido en lo que a ciencia se refiere: mates, biología, física y química... Por eso: ¡Bachillerato científico para todo el mundo ya! :D

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  4. Plas, plas, plas, plas, aquí rompiéndome las manos a aplaudir.

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  5. Creo que a estas alturas el debate "Ciencias/Letras" no tiene sentido. El problema es confundir Cultura con Conocimiento o Formación Académica. Hay personas cultas que no han pasado por la Universidad y universitarios (de ciencias y letras) que son perfectos "analfabestias".
    El problema, bajo mi punto de vista, lo hemos creado los "científicos" a lo largo de la historia. Para un "no iniciado" es necesario que el Conocimiento científico, sin perder rigor, sea bien divulgado, sin oscurantismos. Y, amigos mios, divulgadores científicos hay muy pocos.
    De cualquiera de las formas, hoy por hoy, no hay más que acercarse a cualquier primer curso de Universidad y ver los resultados del sistema "educativo" que padecemos. Así ni Científicos, ni Humanistas ni Técnicos...
    (Perdón por la parrafada)

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  6. Siento el atraso en comentar esta entrada, pero acabo de descubrir este blog...
    Quiero acotar que lo que sí que me preocupa mucho más "el pobre resultado obtenido por los estudiantes en el apartado de lengua..." porque la lengua es la base del conocimiento. No es ciencias ni letras, es el marco en el que hay que aprender, expresarse... y enseñar. No es cultura, porque hay gente muy culta que quizáS se Hequiboca al escribir... pero esa gente no podrá expresar totalmente su cultura.
    Un saludo, y a seguir leyendo más cosas bellas de ciencia...

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  7. Coincido plenamente con vos, estimado Carlos. Acá en Argentina la creencia en las "dos culturas" también es fuerte pero ¡qué envidia me da Europa, carajo!
    No porque que muchos crean en dos culturas distintas sea bueno, ya había dicho que no. Sino que acá borraron a la ciencia del debate, por lo que ponen por un lado a las letras y por otro lado a todo lo que sea aborigen o de extracción popular o vulgar. Así tenemos que la cultura es o bien leer a Borges o bien concurrir a carnavales con mujeres semidesnudas sacudiendo celulitis en unos trajes con plumas y lentejuelas.
    Y si bien estoy muy dispuesto a aceptar que alguien muy versado en ciencias es "culto" y que algún otro muy versado en letras es asimismo "culto", yo creo humildemente que alguien muy versado en ciertas otras cosas que no voy a nombrar no es ni culto ni nada. Simplemente alguien de cuyos "conocimientos" nadie va a necesitar y de los que nadie se va a asombrar.
    Sin embargo sí pienso que se le está prestando muy poca atención al tema científico en el caudal de conocimientos que se les está dando a los latinoamericanos desde su formación más temprana hasta que terminan (con suerte) la Universidad.
    Y aún en ese caso, la enseñanza del pensamiento crítico brilla por su ausencia en muchas oportunidades. He tenido ocasión de conocer abogados que concurren a curanderos y médicos que aconsejan a sus pacientes a ir a una famosa iglesia donde su sacerdote supuestamente posee "poderes". Y creo que con eso dije todo.

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